Amigos de mis poemas...

domingo, 17 de junio de 2012

El Perfume De Las Rosas.


I

Te dejé atrás del horizonte,
me escapé de tu cerebro,
tironeábamos juntos
con los dientes malgastados,
un mismo pedazo de inquietud;
huéspedes del frío y las cenizas,
mendigando bajo los puentes
del desconsuelo.

                   Me fue imposible ignorar                 
el perfume de las rosas,
sobre todo cuando las rosas
no se ven por ningún lado;
ahora se caen
los pétalos de mi sangre,
y un lobo de silencio
me sigue el rastro
hacia los lagos de mármol.

II

Difuminado
en el vapor azul del bosque,
me despojo en sueños
bajo la nieve,
de tu fantasma
clavado a mis costillas.

Aquí estoy,
desbordado de galaxias,
náufrago de los pinos,
viajando en un carro negro
hacia fuegos lejanos,
con la luz cobriza
bajo la rueda del invierno,
crujiendo en el humo vagabundo
de los caminos.

Y cultivo soledad
para no verme,
para no verme más
en tus ojos de paciencia,
ni en tus manos partidas,
ni en el luto del sexo,
soledad para saberme
triturado de amor
en el molino de otros labios,
enredado al solsticio
de otros ojos;
mientras la muerte arcana,
con los dedos amarillos
bajo la telaraña de sus bragas,
me espía por una mirilla
de huesos oxidados.

     III

Guarecido
en el hueco de un árbol,
de espaldas
a un viento de aluminio,
veo entre los leños
danzar las salamandras
y quemarse mi máscara
en un espejo de fuego;
se escucha un crepitar de maíz,
y no me atrevo a distinguir,
si es mi cadáver seco,
el que arde en esta hoguera.

¿Quién está ahí?
¡Alto… te lo advierto!

… Es el eco
de mi substancia pálida…

Me desconoce ahora,
a solas, agazapado,
desenhebrando las horas,
mutilada la ternura
en el altar del fastidio,
desertor de la mentira,
de soles muertos sin entierro,
de moscas sobre las llagas,
prófugo de los clavos
y los maderos,
no pude ser cordero,
aunque quería…

    IV

Ceremonia espantosa,
te refriegas contra mí
como un gato del averno;
de las cuatro puertas
viene el temblor,
cuando la luna galopa
en su panteón borrascoso,
y me oculta la noche
en su plumaje negro.

Me pregunto,
mirando hacia lo hondo
de mi cráneo en llamas,
un cielo remachado de botellas,
y cartón corrugado,
de muebles que se calcinan
y despiden rumores tristes;
tapando la humedad
de aquel otro cielo,
que no llego a ver nunca,
dónde dicen que la Luz
atraviesa con fuerza
los rostros perplejos,
me pregunto…

¿Cuándo sentiré el amor
de esa Mano
que me amasó desde el barro?

… Será por eso,
que me es imposible ignorar
el perfume de las rosas,
sobre todo,
cuando las rosas,
no se ven por ningún lado…



 Mauricio Escribano.





3 comentarios:

  1. Mauricio:
    Leí tu invitación en Facebook y vine, la gente suele anunciar entradas nuevas, pero nadie les hace mayor caso, eso es algo que me molesta bastante del FB, todos anuncian sus blogs, pero nadie visita el de otros, así que quería romper con esa costumbre.
    Me parece que ya había pasado por aquí, pero no tengo mucha seguridad de ello.
    Es muy bueno, va mi humilde apoyo, me anoto como seguidor.
    Un abrazo.
    HD

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  2. Gracias Humberto, yo también soy seguidor de otros blogs, en mi caso es una manera de apoyar y alentar el trabajo de otros compañeros, siempre y cuando me guste de verdad como escriben. Te dejo un fuerte abrazo!

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  3. Buenas,

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