Amigos de mis poemas...

miércoles, 16 de mayo de 2012

La Danza.


Cuando la oscuridad de Dios 
muerde tu cara 
y en su preludio te abraza el león 
antes de comerte 
una maleta antigua se abre 
y suelta el silencio 
y Walt Withman te escribe 
de puño y letra (gótica) una carta de recomendación 
de derecha a izquierda. 
... En el peyote...
Cuando el mundo se convierte en una línea 
de colores interminables y brilla 
como una madeja de lana eléctrica 
... Cuando cuelga el gusano del fondo 
de la botella... cuando sueña el gusano 
el linde del Hombre 
y a carcajadas presume en su boca 
y se desliza en su lengua 
Mientras saludas a las plantas 
y sonríes 
Y sientes la Tierra Sagrada girar sobre su eje 
... Es tu alma Mezcalina... 
El Gran Viaje despliega sus Alas de Águila 
y de una sola llamarada ves la Pura Belleza. 


 Mauricio Escribano.


lunes, 14 de mayo de 2012

Flor del bosque



Bebo en la copa de mis sueños 
bosques bermejos, dónde 
danzan los pájaros de fuego, 
y cegador, el sol que desciende, 
se filtra entre las vertebras azules 
de los árboles enhiestos. 

Las brujas se convierten en liebres, 
cuando el crepúsculo desprende 
el alcanfor de los pinos, y en el cielo 
parpadea, junto al fantasma de la luna, 
el jeroglífico de Venus. 

 Mi risa es el arpegio 
de un torrente caprichoso, 
que se mezcla con el canto 
del zorzal, al borde de la umbría 
de tus labios rojos. … 

Bruja ligera, viento en la hierba; 
de tus manos la copa que bebo, 
licor de flores, almendros y grosellas… 

Nada respetable tengo, 
nada consolidado soy, 
tu amor me ha hechizado 
como a un niño; 
sencillamente feliz 
a tu lado, 
con un sombrero 
una pipa y un libro. 


Mauricio Escribano.


Encantos del fuego.



Al incendiarse el bosque, 
quedó desnudo, 
era un teatro vacio, 
y sobre el piso 
solo subsistían las cenizas 
del pasto quemado. 

Su trastienda 
llegaba hasta un río, 
dónde unos jóvenes despojados 
vegetaban en comunidad 
y adoraban a Pie Grande. 

En las islas cercanas a la rivera, 
había viejos burgueses 
que tenían autos anfibios, 
y enfriaban el whisky 
con gel de pirañas. 

Cuando era joven todo era joven, 
las flores, las hojas de los árboles. 
Cuando fui viejo todo fue viejo, 
las flores, las hojas de los árboles… 

Cuando al morir no morí 
y todo se prendió fuego, 
vi que mi vida había sido una ilusión; 
una comedia, un drama, 
una obra de teatro quemada… 


Mauricio Escribano.