Bebo en la copa de mis sueños
bosques bermejos, dónde
danzan los pájaros de fuego,
y cegador, el sol que desciende,
se filtra entre las vertebras azules
de los árboles enhiestos.
Las brujas se convierten en liebres,
cuando el crepúsculo desprende
el alcanfor de los pinos, y en el cielo
parpadea, junto al fantasma de la luna,
el jeroglífico de Venus.
Mi risa es el arpegio
de
un torrente caprichoso,
que se mezcla con el canto
del zorzal, al borde de la umbría
de tus labios rojos.
…
Bruja ligera, viento en la hierba;
de tus manos la copa que bebo,
licor de flores, almendros y grosellas…
Nada respetable tengo,
nada consolidado soy,
tu amor me ha hechizado
como a un niño;
sencillamente feliz
a tu lado,
con un sombrero
una pipa y un libro.
Mauricio Escribano.
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