Amigos de mis poemas...

sábado, 14 de abril de 2012

Preludio de amor en sombras.

Hay una sombra,
de torre
sitiando tú lecho,
veo en las grietas
del mandala,
reverberar
mi desasosiego,
buscando el manjar
de tus pechos.

Sigo tu rastro
por un laberinto
quemado,
pero se me resbala
el alma, y caigo
de todos mis sueños;
como cae el puñal
de mi sombra
sobre tus ojos
abiertos.

Me fumé los arboles
del bosque
mientras enterraba
mis mejores días,
y se amargó mi sangre
en el bar de los últimos besos.

Ya no tengo más
abrigo que esta sombra
nigromante,
que rige mi destino
a golpe de infiernos,
desleídos y distantes.

Soy como un zángano,
herido a mordiscos
de un amor indescifrable,
(tan antiguo)
que el crepúsculo
me tiene ya en un puño;
contorsionándome,
desfallecido en las alturas,
holgazán y receloso
de sufrir otra vez
el desarraigo...

(o quizás)

Es que me guste demasiado,
traicionar este miedo
a volar tu desnudez,
y profesarme enamorado.


Mauricio Escribano.

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