Amigos de mis poemas...

jueves, 15 de marzo de 2012

Circe.

Agudos silencios
crecen, llaman a la puerta;
sudorosos entran
como uno solo,
gordo y estúpido,
pero serio.

El silencio habla poco,
o casi nada,
pero come mucho
y duerme todo lo que puede…

Tú le gritas,
lo golpeas,
luego te disculpas,
te muestras elevada,
callada, echando humo por la boca rota;
lo observas como a un gato mal herido
que vino a morir a tu casa.

Entonces, siempre llueven chispas en el aire,
y caen cenizas sobre tus alas
de estruendo.

Miras tus libros apilados contra la pared,
viejos amigos con los que ya no conversas,
busca tu rímel, tu lápiz de labio,
le metes colorete
a tu corazón triste,
para que el gordo silencio
estruje tu cintura,
y saboree tus pechos.

Hasta que por tu mejilla
vuelve a rodar una lágrima negra,
y la soledad se te mete en los huesos;
mientras bates las alas
frenética, sin poder levantar vuelo.


Mauricio Escribano.





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