Amigos de mis poemas...

viernes, 16 de marzo de 2012

Mi viejo poema de amor, Abril de 1988... para Ruth

Era una tarde muda,
me alcanzaba
para un vino amarillo,
y lo bebí despacio,
como a el ámbar de un sueño.

Ebrio de calles desconocidas
deambulé explorando la nada,
echando raíces
en el círculo de la soledad,
para invocar de nuevo su amor.

La extrañé tanto,
con ganas de cruzármela
ahí mismo,
y entrelazarnos para siempre
en un infierno
de fulgor aterciopelado;
que al mirar a través
de las ventanas del Abasto,
me parecía verla,
entre muebles recónditos,
que despiden olores tristes
y se pudren a la deriva.

Caminé por veredas angostas,
atraído contra paredes porosas
dónde el pasado anida en lo eterno;
concibiendo que sus ojos
también me contemplaban…

Pero las puertas
de ese barrio de coral,
eran bocas que no hablaban,
labios que ya no besaban,
esperando que llueva,
haciendo historia
en el silencio.

Ya la tormenta perfumaba el aire
cuando pronuncié su nombre
con la voz entrecortada;
el cielo, ese antiguo abismo
del destino,
abrió su Libro Sagrado,
y lo que estaba escrito
llovió sobre mi desolación
y el empedrado.

Volví sobre mis huellas
cautivo en la existencia,
con ganas de llorar
eternamente;
de llorar, en alguna esquina
oscurecida por el tiempo,
hasta que este amor
me encuentre.

Mauricio Escribano. (viejos poemas)


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