Amigos de mis poemas...

viernes, 16 de marzo de 2012

Muy muy, muy lejos...

Ven aquí,
déjate llover entre mis brazos,
sobre mi pecho,
descarga tempestades a mi oído;
tu piel es mía,
con todos sus rubíes,
y esos ojos turbios por el fuego
que he encendido.
Te vi amamantando nuevos hijos,
el último lo tuviste con un preso,
desquiciada compasión
en la visita higiénica.
Te sé mordiendo mi pene
a besos, sin que le importe nada
a tu amor de desgraciada,
ni mi mujer, que te sonríe con desprecio.
Soy el sacerdote de tu sexo,
ese filósofo anal, al que le muestras
tus tatuajes clandestinos.
Cuando furtiva vienes a mí,
como un chorro que sale a ganar de caño,
y te olvidas cicatrices en mi cama.
Nunca te llevas nada, ni un puto sueño,
solo el placer rabioso de caer de mis entrañas,
de asomarte a la ventana de mi cautiverio,
para quedarte más ciega que antes;
y beberte mi whisky hecho de sesos.
Bien bonita que te pones,
la modelo que te dicen en el barrio,
a ti, con quien debutan los menores.
Un día de estos, he de agarrar el auto,
y fugarme con tu sonrisa de niña, de ángel,
muy muy, muy lejos…


Mauricio Escribano.







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