Amigos de mis poemas...

sábado, 17 de marzo de 2012

El Hambre.


Oculto en el tabernáculo
de mi desamparo,
huerto de mármol,
he colocado un pez
sobre la roca marina,
lo he ungido con el aceite
de tu ofrenda,
y ahora aguardo escondido
en un rincón de tu templo,
hasta que levantes la cabeza
para verme.

Mi sepulcro está listo,
cada día he cavado
en mi desmedro,
una palada de tierra,
como aprendí
de unos monjes errantes.

La morada desciende
en la grava,
hasta dónde emerge
el agua subterránea;
solo dejaré una laja,
y un nombre
coronado de hojarasca.

Aquí me quedaré,
aquí acamparé,
esperando hasta que tu Voz
me desmaye, o tu camino
se abra adelante.

Me pongo en tus manos,
Fuente de toda Hermosura
Padre de todos
los padres.

Mauricio Escribano.



No hay comentarios:

Publicar un comentario